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Trail Running España

Las 100 millas de Bandoleros (2019)

20/03/2019
100 millas bandoleros - principal

Nuestro colaborador Israel Marassa nos escribe para publicar su particular experiencia sobre la carrera las 100 millas de bandoleros. Prueba disputada el 01/03/2019.

Cuarta vez que me enfrento al caballo de Troya, las 100 millas de Bandoleros

Media hora antes de las seis de la tarde llegamos a Prados del Rey con un equipo de lujo y con ilusión de disputar las 100 millas de bandoleros. Alicia me hará la asistencia durante toda la carrera, Eva que estará ayudándome la mitad de la primera noche y como no mi hija y mi madre que estarán en los puntos mas importantes dándome ánimos y mi cuñada. He de reconocer que no estaba nervioso pero si expectante. Somos unos cuatrocientos corredores,salgo tranquilo y controlando los ritmos con el reloj, no quiero bajar de los cinco minutos el kilómetro y sin darnos cuenta llegamos al Bosque,  primer avituallamiento, parada rápida beso a Candela y me despido de la familia.

Tramo de 11,5 km y 1,063 m+ para llegar a Llanos del Campo.

Este tramo empieza con una bonita subida  a través de un bosque, voy disfrutando ya que me encanta subir. De repente me encuentro a mi vecino Juan Antonio que va acompañado de dos amigos y decido quedarme a su estela ya que se conocen muy bien el recorrido. A mitad del ascenso se hace de noche, de repente mis tres acompañantes me ceden el paso para que les adelante, continuo subiendo y al poco rato llegamos arriba. Cruzo una cancela y miro hacia atrás para ver si viene Juan Antonio y seguir corriendo juntos.

Noche en las 100 millas de bandoleros
Noche en las 100 millas de bandoleros

No veo a nadie ni por delante ni por detrás, me he quedado solo en mitad de la noche. Se me plantea la primera duda, esperar a mi vecino o salir de la zona de confort y tirar para adelante. Voy bien de piernas así que decido no esperar y seguir corriendo y tras un falso llano y otra pequeña subida inicio el descenso hasta el avituallamiento de Llanos del Campo.

Llego acelerado me reciben Alicia y Eva dándome ánimos y diciéndome que queda mucha carrera. Les comento que voy a tirones y que no encuentro un grupo de corredores donde meterme.  

Tramo del Boyar con 6 kilómetros y 473m+.

Nada mas comenzar a correr me adelantan tres corredores y me comentan que vaya con ellos que este tramo no es para ir solo. Me pongo a cola y voy tras ellos, van fortísimos y me llevan con el gancho,es una subida preciosa no muy fuerte pero si constante. Según van avanzando los kilómetros cada vez me cuesta mas aguantar el ritmo de mis acompañantes, tengo una cosa clara si sigo con ellos, o hago un tiempazo o reviento en 10 kilómetros.

A un kilómetro de llegar al Boyar empiezo a escuchar como nos animan con un megáfono parece que estamos corriendo el Tour de Francia, durante el tramo final la gente no para de animarnos. Decido levantar el pie y este ultimo kilómetro hacerlo mas tranquilo.

Llego al avituallamiento y les comento a Alicia y Eva que voy mejor y que he encontrado mi ritmo y bien de piernas. Parada rápida, me pongo el goretex y salgo otra vez.

Ayudado por los bastones voy progresando con rapidez.

Avituallamiento en las 100 millas de bandoleros
Avituallamiento en las 100 millas de bandoleros

Sin darme cuenta he llegado a la cima e inicio el descenso. Es un poco técnico pero se puede correr muy bien.

Continuo por tramos de llano y de bajada donde se puede correr con facilidad. De repente aparece Juan Antonio, que me comenta que se ha retirado su hermano y que su otro amigo va muy despacio. Le pregunto que si esta es la famosa bajada técnica de Villaluenga y me dice que no, que todavía queda y que ya me daré cuenta cual es porque es prácticamente imposible correr. Salgo tras él pero me es imposible mantener su ritmo, en las bajadas se me escapa y en el llano lo vuelvo a coger y así iremos haciendo la goma unos kilómetros.

Llevo un rato que me noto muy mojado, como si hubiera mucha humedad, hasta que alumbro cono mi frontal y veo que tengo la entrepierna manchada con mucha sangre. Ésta última semana debido a los nervios las hemorroides se han visto muy alteradas y he sangrado un poco.

Joder voy genial de piernas y de ánimo y esto no me puede estar pasando!-¡¡no quiero retirarme!!

Alzcanzo a Juan Antonio e iniciamos el descenso a Villaluenga.

Es precioso, con el pueblo al fondo. Se me hace cortísimo el descenso y rápidamente entramos en el avituallamiento. Le comento a Ali lo que me pasa y que me acompañe al baño, me cambio de gallumbos y me pongo las mallas largas. Sólo podré cambiarme de ropa en el kilómetro 70 y 120 y si esto sigue así será imposible terminar la carrera.

Alicia me pregunta que si voy más cansado de lo normal por sangrar y le digo que no, que me da un poco de vergüenza de ir con todo el pantalón manchado y miedo a que esto me produzca rozaduras. Me despido de Eva que ya se va a dormir y le doy las gracias por acompañarme.

Salgo acompañado de Juan Antonio, ya llevamos 40 kilómetros. Al principio es un poco de pista y vamos los dos juntos. Rápidamente empieza la subida y pongo yo delante marcando el ritmo y al poco me dice Juan Antonio que tire para adelante que lo llevo asfixiado y que nos vemos después. 

Continuo subiendo y voy genial, se trata de una subida corta pero preciosa. Una vez termina la subida inicio un pequeño descenso, voy solo y me doy cuenta que sigo sangrando y que he vuelto a manchar las mallas. Estas son más gordas y al ser de noche no se nota. Me preocupa que la gente se de cuenta pero voy tan bien de piernas que decido olvidarme de ello y disfrutar de la carrera.

Otra subida y llano. Voy totalmente solo en la noche.

Salida/meta de las 100 millas de bandoleros
Salida/meta de las 100 millas de bandoleros

He de reconocer que la carrera está balizada perfectamente, un 10 para la organización. De repente en el medio de un llano y todo ello mezclado con un poco de niebla aparece el Refugio de Libar, parece de cuento. Entro rápido en el avituallamiento, no paro ni un minuto y salgo otra vez a la carga.

Ahora tocan 10 km por pista. Voy solo y decido ir un poco reservón hasta que me cruzo con otro corredor y hacemos juntos ese tramo. Llegamos a Montejaque, km 60,5 de carrera, entro en el avituallamiento tomo una sopa y como un bizcocho. No veo a Alicia y me empiezo a preocupar, salgo y de repente veo nuestro coche, toco el cristal y está allí dormida, dice que voy con una hora de adelanto sobre el tiempo previsto. Le doy un beso y sigo corriendo.

Bajada y ascenso a Ronda.

«Según nos vamos acercando a Ronda he de reconocer que de noche y todo el pueblo iluminado es un espectáculo para mis ojos. Recorrer Ronda de noche y bajar la cuesta del cachondeo en soledad es algo único«.

Llego al avituallamiento y es todavía de noche, repostaje rápido un par de consejos y ánimos de Alicia y volvemos al ataque. Saliendo del pueblo se hace de día.

Ahora toca una zona llana donde se puede correr mucho y se me plantean dudas de que hacer y al final decido ir tranquilo ya que queda mucha carrera.

Tras estos km tranquilos inicio una subida pronunciada donde disfruto como un niño pequeño y sin darme cuenta llego a Benaoján, km 82 donde me espera Alicia y le comento que voy a cambiarme entero que parece que ya no sangro. La parada se hace un poco larga ya que al cambiarme e intentar limpiarme con toallitas vuelvo a sangrar pero con la ayuda de Alicia y sus ánimos conseguimos solucionarlo todo.

Zona de paso de en las 100 millas de bandoleros
Zona de paso de en las 100 millas de bandoleros

Empieza una nueva carrera.

«Los ánimos y los rayos de luz me han llenado de energía y voy a tope«

Empiezo otro tramo de sube y baja, en algunos momentos voy acompañado de un chico de Sevilla y en otros solo. He perdido un poco la percepción del tiempo y parece que llevo una vida corriendo y de repente de la nada aparece Alicia y me acompaña corriendo el último km antes de entrar en Jimena de Libar, km 93. Como siempre digo esta chica es especial, rápido avituallamiento y vuelta a la carga.

Los siguientes km serán un poco largos y llegando a la estación de Cortes coincido con una chica que conocí en las 100 millas de Genal y a su vera e intentando aguantarle el ritmo iniciamos la subida a cortes, hace un calor de aupa pero a mi la subida me motiva y no se porque pero me carga de energía llegando al avituallamiento a tope de moral.

Parada rápida para reponer líquidos y acompañado por la chica seguimos subiendo. A duras penas puedo aguantarle el ritmo, aún así toda la subida la hago pegado a ella y al chico sevillano, pero una vez que termina la ascensión iniciamos un descenso donde se me escaparán mis dos acompañantes.

El fantasma de la retirada.

Poco a poco voy perdiendo fuerzas, recorro una especie de llanura y a lo lejos veo a mis dos acompañantes. Ellos parece que vuelan y yo que voy a cámara lenta, los km no pasan. Intento darme ánimos, he recorrido 100 km en 17 horas y pico, mi mejor marca en una Ultra pero aún así no recupero la moral. Voy como un boxeador totalmente grogui. Voy de lado a lado, estoy a punto de tirar la toalla e irme para casa y en ese estado inicio el descenso a Villaluenga por una especie de pista asfaltada, parezco un despojo humano. Ya veo el pueblo y de repente a lo lejos veo a Alicia con Candela que se le escapa de las manos y empieza a correr con casi 4 años hacia mi, cuesta arriba.

Candela llega a mi altura, tiro los bastones y me pongo de rodillas y nos fundimos en un abrazo eterno, escondido en mis grandes gafas de sol no paro de llorar. Me levanto y Candela me coge de la mano y me dice:

«Papi te voy a llevar hasta la meta«

De la mano de mi hija recorro los 500 metros y juntos entramos en un gran pabellón. Me siento en una silla, nuevamente parezco un boxeador en su esquina del rin, estoy totalmente sonado.

Mi hija no para de abrazarme y mi madre que también estaba allí me dice que están todos conmigo y que lo voy a conseguir. Le digo a Alicia que voy muy tocado y que me cuesta mucho correr y ella me dice que todo el mundo va igual.

El subidón es tremendo.

«Vamos Isra somos un equipo y vamos a ir de avituallamiento en avituallamiento y todos contigo«

Panorámica 100 millas de bandoleros
Panorámica 100 millas de bandoleros

Alicia me vuelve a repetir solo piensa en el próximo tramo, son 13 km hasta Grazalema y empieza con subida así que no tienes excusa para no intentarlo. En ese momento me encuentro en una montaña rusa emocional, con mi niña, Ali y madre dándome ánimos y de repente me encuentro con Sergio, un chico de Málaga con el que compartí casi una noche en la carrera de Genal, que me dice que tiene un pequeño esguince en el pie y que si hacemos lo que nos queda juntos, a lo que le digo que si sin dudarlo.

Comenzamos a subir, voy yo delante y Sergio me comenta que el solo tiene problemas para bajar pero por lo demás va bien. Dándonos relevos completamos la subida e iniciamos el descenso donde al principio será con mucha piedra y bastante técnico y Sergio se quedará un poco atrás. Yo aprovecho para recuperar fuerzas mientras le espero y juntos iniciamos ya la parte final de la bajada que tiene menos piedras y le viene mejor a Sergio para su pie, -este tío es un toro!.

Entramos en Grazalema, km 130.

Me reciben nuevamente Candela, Alicia y Loli, hacemos una parada breve pero al sentarme unos segundos en una silla me doy cuenta que vuelvo a sangrar. Me despido de mi madre y Candela que se van para casa. Ya es de noche e iniciamos los dos juntos la subida grande de la carrera. Una vez arriba le comento a Sergio que voy muy tocado de fuerzas y se pone el delante para iniciar el descenso. En ese momento se unirá al grupo Francisco, el chico sevillano que llevo muchos km haciendo la goma y así juntos iniciamos los tres el descenso hasta Benamahoma. Sergio se pone en cabeza y va el marcando el ritmo, he de reconocer que está haciendo todo el trabajo sucio, es un jabato.

Benamahoma km 144, nos recibe Alicia y me dice que ya está todo hecho. Le digo que he vuelto a sangrar y que esto me ha provocado rozaduras. Decidimos no parar mucho y seguir con la marcha.

Iniciamos un descenso de 4 km hasta el bosque y al principio voy bien pero de repente empiezo a notar que me estoy empezando a quedar dormido y aparecen nuevamente los fantasmas de la retirada y temo que me pase como en Genal.

Vamos en fila y yo voy el último, parezco un autómata solo me fijo en los pies de mi compañero que me precede y de repente al levantar la mirada observo que un corredor viene en sentido contrario en mitad de la noche pero según se va acercado reconozco las zapatillas, es Alicia que viene a nuestro encuentro.

Parece una alucinación pero es real, Ali eres la hostia!

Le comento que me estoy quedando dormido y empieza a hablarnos, y juntos los 4 entramos en el último avituallamiento.

Allí me encuentro a mis cuñados que han ido a darme el último empujón lo que me hace mucha ilusión. Decido cambiarme por última vez ya que sigo sangrando y tengo unas rozaduras tremendas.

Juntos los tres encaramos el final de la carrera. Me pongo delante y voy marcando el ritmo, le digo a Sergio que descanse, vamos pegados al río y hace un frio tremendo. Aguanté tres km en cabeza y a partir de ahí iremos los tres dándonos relevos. Vamos muy tocados y Francisco nos comenta que va al límite de sus fuerzas, le decimos que nosotros también.

Nos adelantan corredores de la Bandolerita, (carrera de 87km) dándonos ánimos.

Finisher de las 100 millas de bandoleros
Finisher de las 100 millas de bandoleros

Estos últimos km parecen el día de la marmota, todos son iguales y no terminan nunca. De repente a lo lejos se ve Prados de Rey, todo iluminado. Sergio que ha completado dos veces la carrera nos comenta que la entrada del pueblo es en cuesta y que se hace eterno, de lo que doy fe.

Nos adelantan 4 ó 5 corredores de las 100 millas pero no podemos seguirles el ritmo. Por fin pisamos asfalto e iniciamos la gran cuesta que nos llevará al pueblo. Francisco se queda un poco atrás, le pregunto que si va bien y me dice que si. Sergio y yo apoyados en nuestros bastones completamos la última cuesta y el último esfuerzo del día. Miro a Sergio y le digo, ya está, la tenemos y juntos empezamos a callejear por el pueblo, cuando de repente aparece por sorpresa su familia y Alicia y nos dan la enhorabuena.

En ese momento Sergio mira el reloj y me dice

«Isra ¿como estás?¿ El último esfuerzo para entrar por debajo de las 35 horas? – a mi me da lo mismo pero siento que se lo debo y le digo que si y juntos iniciamos un sprint de 100 metros«

Levanto el brazo izquierdo y señalo el cielo y así juntos los dos cruzamos la meta, 35 horas 0 minutos 8 segundos.

Me doy la vuelta y busco a Alicia, me fundo en un gran abrazo con ella y le susurro al oído «gracias por todo«. En meta espero unos minutos para que entre Francisco y darle un abrazo y las gracias por compartir km y montaña conmigo.

Mi hija se lleva la medalla de finisher para presumir en el colegio

«Hasta aquí el viaje de las 100 millas, los sueños se pueden conseguir pero lo que tengo claro que sin Alicia y toda mi familia todo esto sería imposible«

Dar las gracias a todos los que me han ayudado y dado ánimos durante todo este viaje y no quiero olvidarme de mi colega Acuña que estuvo pendiente toda la carrera de mi y no se acostó hasta que llegó a la meta, viéndome entrar en directo.

Gracias HERMANO.

¡¡NO SEREMOS LOS MEJORES, PERO ENTRE TODOS SOMOS LOS MÁS MOLONES!!

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