No me gusta especialmente el verano

Se me hace un poco bola lo del calor y lo de las largas horas. Ni me gustan especialmente la playita, ni el chiringuito, ni las noches eternas de bochorno, cuando el sol tarda tanto en despedirse. No lo odio. Pero lo paso, como se pasan otras tantas cosas. De esas que ni fu. Ni fa.

Lo que me gustan son los viajes

O las excursiones (pongamos etiqueta según la longitud de la experiencia). Me gustan las excusas para salir de casa. Conocer sitios. Ser y estar allí. Muchas veces digo que si me dieran un sobre cerrado y en él un billete de avión a alguna parte, yo me iría. Pondría un par de restricciones, por seguridad, pero me iría.

«Si a este panorama mental mío le juntas que para mí el Trail Running tiene un algo de terapia, ya tenemos un guiso con opciones de triunfar«

Y el último ingrediente: me gusta conocer personas nuevas. Y más aún: me gusta poner cara y poner voz a esos pálidos remedos de nosotros mismos que son nuestros perfiles en las redes.

Estas reflexiones son para llegar a dar sentido a la siguiente recomendación que voy a hacer al lector: a la Jábega Trail hay que ir. A la carrera nocturna de agosto en el Rincón de la Victoria (Málaga), hay que ponerla en agenda. Hay que vivirla. Hay que tomar parte en ella.

Voy a intentar justificar esta afirmación

Como muchos sabéis, mi marido y yo tenemos un canal de YouTube (Pablo Castillo, se llama. El canal digo. Mi marido también ;D). Y cuando sacamos un vídeo nuevo, hacemos lo habitual: compartirlo en redes. En nuestros perfiles. En los perfiles de algunos grupos relacionados con esto de correr (en Trail Running España también, cómo no). Me di cuenta de que tengo algunos “amigos” muy amables, de esos que replican dicho contenido en sus propios perfiles.

Entre ellos cabía destacar a Juan Montes. A Juan yo lo veía muy a menudo compartiendo en su propio perfil nuestras andanzas. Siempre (creo que siempre) le di las gracias por la implicación. Y de vez en cuando le bicheé el perfil. Hombre, ya por curiosidad, ya por ver quién era el tal Juan Montes, y saber un poco de él. Así, encontré publicaciones cuajadas de experiencias, carreras, deportes, autosuperación, y amor por correr. Y me pareció un buen tipo.

Ahí es donde a mí me gustan las redes

Que te sitúan en el mundo personas que en circunstancias normales no van nunca a formar parte de tu vida.

«Ni falta que hace, oiga usted, pero lo cierto, lo afortunado, es que dentro de lo innecesario, es una situación completamente feliz que el Caralibro ese, tan zafio, tan mogollónico, tan ruidoso, donde tantos hacen tan lo mismo (seguro que yo misma incluida) te regale personas que de repente, cuando se convierten por obra y gracia de la latitud y la longitud en carne y hueso, te hacen la existencia a ti mejor. Porque, de verdad, oiga usté, qué bello es saber que su existencia existe«

Pues el tal Juan Montes, finalizando julio, no se dirigió a mí, sino a mi Pablo Castillo. Y le escribió con que si queríamos ir a su trail nocturna. En el Rincón de la Victoria, por más datos.

Y nosotros: «¿hay algo ese finde?»

Es agosto. Y no podemos irnos lejos porque el trabajo acecha (benditamente) el lunes. Y nosotros: pues vamos. Pero lo gestionó Pablo. Y yo… yo no me voy a esconder. Yo no miré más. Ni nombre, ni ubicación, ni kilómetros ni ná. Yo lo único que miré es que íbamos de parte de Juan Montes, que nos había estado dando un insólito apoyo que queríamos agradecer. Porque oye, en ese momento no solo queríamos, sino que podíamos.

Y llegó el día (la noche, que era carrera nocturna), y allí que fuimos. Con nuestras sales en pastillas, nuestros geles, y nuestras ganas de trail y jarana. Pero ni por asomo (ni por asomo) podía yo imaginarme la que estos señores del Rincón de la Victoria tenían ahí liada: que si más de 600 corredores; que si salida desde la misma playa; que si un violinista que iluminaba el sitio; que si podólogo; que si fisioterapeuta; que si espetos de sardinas: que si una jábega real (aprendí que era una barca tradicional fenicia) para adornar el sitio… y lo imprescindible en las buenas carreras: un club absolutamente volcado en que su fiesta sea una fiesta llena de alegría, hermandad y vida…

Yo no corrí

Voy con unas molestias raras que prefiero no ignorar. Pero a cambio me dediqué a observar. Y vi entre los organizadores y entre los voluntarios cuidado, amor, compromiso, preocupación, miradas serias y suspiros, hasta que, cuando dio más de la una en el reloj, hizo su aparición el último de los corredores. Hasta que todos estuvieron sanos y salvos y empleados a la tarea del espeto.

A la tarea de reír, de disfrutar y de compartir.

Salida Trail Nocturno La Jábega Trail (Fuente: https://www.facebook.com/desafiocapitana/)

Detrás de todo este despliegue, como muchas veces he reconocido (y todo corredor debería reconocer y tener presente), el desvelo del tal Juan Montes (que hoy, diría yo, que ya es amigo mío, ¿no, Juan?) de Mari Ángeles y Ángela (también ya amigas), de Fali, de Borja, de Antonio, el escoba, y el de todo un conjunto que, por resumir, llamaremos Club de Atletismo Rincón de la Victoria. Pero que son muchas personas, cada una de ellas con su corazón. Cada una de ellas con sus meses de desvelos y sinsabores para que una simple noche el conjuro haga efecto y solo fluya la magia de la fiesta. Con ese entramado que la mayoría de los corredores, obsesionados en sus propios resultados, ni ven.

Desde aquí, yo me pararé en dar las gracias a todos ellos por hacerme amar un poco más el Trail. Por entender que correr es más que correr, y por darme justo aquello que yo más aprecio en estas experiencias: personas que llevarme en las entretelas de mi corazón.