Saltar al contenido
Trail Running España

Ultra Sierra Nevada (2019): La preparación (1/2)

15/05/2020
Ultra Sierra Nevada - principal

Jorge Garzón nos envía su particular experiencia de como vivió durante 4 largos años una dura preparación para correr su deseada Ultra Sierra Nevada. Hemos dividido este artículo en dos partes, la de la preparación de la carrera (1/2) y la crónica de carrera de 2019 (2/2). Carrera que se disputó el 12 de julio de 20019 y contó con un total de 100 km y +6.000 m D+.

¿Cuándo comenzó la preparación de Ultra Sierra Nevada?

Aprovechando estos días, voy a relatar mi experiencia en la Ultra Trail Sierra Nevada de julio de 2019. Estos días en los que solo me vienen recuerdos de esta carrera, ya que supuso una experiencia inolvidable. Aunque todavía estoy pagando su precio en forma de lesiones encadenadas, tobillo, desgarro tendón del codo (a causa de los bastones), tendón rotuliano, rotura del gemelo…

Todo empezó hace unos cuatro años cuando pasaba un fin de semana en Sierra Nevada con mi familia, María, Jorge y Pedro. Durante todo el día vimos llegar corredores de las distintas pruebas, Maratón (40 Km), Trail (63Km) y Ultra (100 Km), hasta la meta situada en Pradollano. Entre ellos vi llegar a mi amigo Enrique Zambrano, que hizo entrada de la mano de su hija con una cara de alegría que se me quedó grabada. Ya entrada la noche seguían llegando corredores de la modalidad Ultra, mostrando en su rostro un sufrimiento y un esfuerzo estremecedor. Aunque algunos llegaban en un estado lamentable, la sonrisa y satisfacción con la que entraban, borraba cualquier atisbo de dolor y dejaban paso a imaginar la euforia que se debía sentir en ese momento. Me quedé hasta bien entrada la madrugada viendo y felicitando a los corredores que iban llegando.

«Algunos pasaban directamente a que los atendiesen los servicios médicos, otros entraban sin saber ni donde estaban y otros simplemente lloraban su alegría«

4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada
4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada

Un día tengo que hacerlo…

A pesar de lo mal que vi entrar a algunos, me dije a mi mismo que un día yo tenía vivir lo que se siente al entrar en meta después de una hazaña de ese calibre. Esa mezcla de satisfacción personal y agotamiento extremo en aquel ambiente de montaña debía ser indescriptible.

Como prácticamente el único deporte que practico es el tenis, sabía perfectamente que yo no tenía la condición física para realizar una prueba de este tipo así que me puse como objetivo correr la modalidad Maratón.

«Durante el año me propuse salir a correr con cierta frecuencia, aunque correr siempre me haya parecido extremadamente aburrido«

Salí de forma esporádica y con distancias no superiores a 10 Km, ya se me hacían eternos. Como di mi palabra a Enrique de que ese año la íbamos a correr, hice el esfuerzo de mantener la forma con esas contadas salidas y con el tenis, confiando en que fuese suficiente ya que siempre se me han dado bien las travesías por montaña.

Y en 2017 logré completar los 40 Km de Sierra Nevada

Así, en julio de 2017, conseguí finalizar la distancia de los 40 Km en bastante buenas condiciones para el escaso entrenamiento. Como supuse, la montaña me hizo disfrutar y dejar en un segundo plano el dolor y el cansancio. Creo que sería incapaz de finalizar un maratón en asfalto, ni me lo planteo. La entrada en meta para mí fue espectacular ya que me esperaban María y mis hijos y puede entrar con ellos de la mano. Un momento que se me quedará grabado para siempre. Durante muchas semanas estuve recordando y disfrutando mi victoria pero algo me decía que tenía que intentar algo más. Pensé que podía prepararme e intentar la distancia de Trail (63 Km). Hay que ser realista, este tipo de retos tiene un componente egoísta de recompensa personal que podemos necesitar y buscar.

En 2018 algo se apoderó de mis ganas de correr

Al final, durante el 2018 se diluyeron mis ganas de entrenar y perdí un poco la motivación, pero sí volvimos a pasar el fin de semana de la carrera en Pradollano. Volví a quedarme hasta la llegada de los últimos corredores y de nuevo pude ver los rostros de dolor y satisfacción de aquellos que cruzaban la meta. Como quedaba lejos, un año entero, me propuse de nuevo entrenar para intentar la distancia de los 63 Km. Estuve jugando al tenis de forma intensa pero no conseguí obligarme a salir a correr con una determinada frecuencia hasta enero. Además de las típicas vueltas por la vega de Gójar (7-8 Km), algunos fines de semana fui a correr por montaña en la zona de Cumbres Verdes con alguna ascensión al Trevenque.

Me di cuenta de que a partir de los 15 Km tenía que parar porque no aguantaba el dolor de tobillos y/o rodillas pero seguía con el gusanillo de intentarlo. Recordé que estuvimos hablando con uno de los corredores que llegó en las últimas posiciones y nos contó que había entrenado durante el año unas dos horas diarias de carrera más una salida larga, de 30-40 km, en el fin de semana. Esto era algo que no estaba a mi alcance y solo me quedaba apelar a que en la carrera mi cabeza aguantase el dolor.

Pero me inscribí a la de 63K.

Decidí apuntarme con tiempo para que no pudiese arrepentirme. Tengo que reconocer que esa decisión no fue inmediata, durante varios días estuve entrando y saliendo de la página de inscripción porque no estaba del todo convencido y porque María me lo había “prohibido”. Además, con todo el que hablaba, con alguna experiencia, me reafirmaba lo que ya sabía, que no era para tomárselo en broma. El día que por fin me dispuse a pulsar el botón de confirmación de inscripción me puse a pensar en que, aunque lograra terminar la carrera de los 63 km, siempre me quedaría con la espina de no haber intentado lo máximo, la Ultra. Me quedaría sin saber qué se siente al cruzar la meta después de la “Gran Carrera”.

«Mi cuerpo no me iba a permitir una segunda oportunidad y era el momento, con 45 años, de arriesgarme al todo o nada»

Y llegó 2019 con la Ultra de Sierra Nevada

Así que, de nuevo, me pasé varios días más entrando y saliendo de la web, leyendo recomendaciones, viendo el recorrido…hasta que el 5 de marzo de 2019 estaba inscrito para la Ultra Trail (¡100 Km con 10.000 metros de desnivel acumulado!).

4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada
4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada

Durante las siguientes semanas estuve intentando correr algo más pero, el poco tiempo disponible entre semana y los planes o mal tiempo de los fines de semana, no me permitieron hacer mucho más. Ya le había dicho a María que me había apuntado de nuevo a la carrera de la sierra (sin especificarle la distancia…). A pesar de no correr gran cosa seguí jugando al tenis con la misma frecuencia e intensidad.

«Menciono lo del tenis porque me volvió a demostrar que es un deporte único y completo, que requiere físico y cabeza (al menos como yo lo practico) y que dota de unas capacidades que puedes aplicar en otras muchas actividades«

Mayo 2019

Cuando llegó mayo me di cuenta de que quedaba poco más de dos meses y mi entrenamiento seguía siendo igual de escaso. Dejé de entrar en páginas donde se recomendaban programas de entrenamiento para este tipo de carreras porque desmoralizaban a cualquiera, imposible hacer lo que proponían. Todas requerían experiencia de años en carreras largas de montaña y una preparación específica de varios meses. Por esta fecha ya le confesé a María que se me había ido la cabeza y que me había apuntado para la Ultra (mejor no menciono lo que me dijo).

Viendo que cada vez me queda menos tiempo y que no estaba ni mucho menos preparado estuve a punto de modificar mi inscripción a la distancia inferior, pero hubo algo que me devolvió la motivación. A pesar del total desacuerdo de María, y de sus amenazas de divorcio, cuando hablábamos del tema me dejaba entrever que ella más que yo confiaba en que lo podía lograr. A lo mejor fue una suposición mía, como cuando alguien ve un oasis en el desierto, pero así lo sentí. La confianza e ilusión de los niños y de ella me motivaron a seguir con el intento. Incrementé algo las distancias por la vega y los fines de semana me pegaba la paliza que estaba a mi alcance. La máxima tirada que logré fue desde Gójar a la Fuente del Hervidero y vuelta. Diecinueve kilómetros con bastante desnivel, aunque insignificante para lo que pretendía. Estuve varios días roto pero mantuve mi ilusión.

Junio 2019

Ya en junio reservamos el apartamento en Pradollano para pasar la noche después de la carrera, me realicé el certificado médico que se exigía y empecé a comprarme y preparar el material que requería la organización: manta térmica, silbato, luz roja trasera y luz frontal, vaso de avituallamiento, malla 3/4, etc. y continué con mi plan personal de entrenamiento. Tenis, vueltas por la Vega y salida larga por Cumbres Verdes. Al no estar acostumbrado a correr está claro que forcé la máquina porque a finales de mes me surgió un dolor en los tobillos que me impedía correr más de un rato.

«Muy preocupado, fui a la consulta del excelente médico deportivo Dr. Jesús Olmo, amigo y durísimo rival tenístico. Su diagnóstico era más que preocupante«

Sin ser algo demasiado grave

Sí era lo suficientemente importante como para plantearme abandonar la misión. Tenía que elegir entre entrenar algo más y prepararme para el día clave, 13 de julio, o descansar para poder recuperar la lesión todo lo posible. Siguiendo su recomendación, decidí parar y confiar en lo único que tenía desde el principio, la ilusión y mi experiencia para competir y aguantar sin venirme abajo. Con las indicaciones del Dr. Olmo y el tratamiento con uno de los mejores fisioterapeutas que hay, Torcuato Requena, la inflamación y el dolor mejoró notablemente.

Me dediqué a mirar información sobre alimentación en estas carreras, algo que había olvidado por completo, y quedé asombrado de la planificación que había que llevar para garantizar el éxito.

«Se recomienda llevar un plan de alimentación de varias semanas para llegar en buenas condiciones«

Ya no me daba tiempo a probar algunos productos que recomendaban porque también aconsejaban que nunca se probasen durante una carrera, podía suponer dar al traste con tu objetivo. De todo ello me quedé con que, en los días previos, había que beber agua y comer pasta hasta que te saliese por las orejas. Además, me compré unos geles de hidratación que se venden en Mercadona para echarlos el día de la carrera por si llegaban momentos de desfallecimiento.

El día previo a la Ultra Sierra Nevada

Recogida de dorsales en Pradollano
Recogida de dorsales en Pradollano

Llegó el día previo a la carrera, la entrega de dorsales, y me dirigí por la tarde hasta la plaza de Pradollano para recoger el mío. Mientras subía con el coche me di cuenta de lo lejos que estaba aquello y las cuestas que había que subir, una burrada. Al llegar a la plaza, el aire puro, el ambiente montañero y el Veleta al fondo subía el ánimo a cualquiera. Recogí mi dorsal, me compré una camiseta, que junto a mi pantalón de tenis fue la que utilicé en la carrera, y me dediqué a observar a los corredores y a intentar escuchar las distintas conversaciones y consejos que se daban unos a otros. Muchos de ellos ya llevaban allí algunos días para llevar una buena aclimatación a la altitud, bastante importante para el tramo final de la carrera. Por suerte yo siempre he tenido muy buena adaptación.

Me acerqué hasta un puesto de venta de bastones y material técnico y tomé nota de los consejos que le estaba dando el vendedor (un experto en Ultra Trail) a unos corredores. Para él, era fundamental no perder la hidratación y no dejar de comer en los avituallamientos. Además de los típicos geles y derivados, me contó que siempre llevaba orejones y dátiles, y cada cierto intervalo que ahora no recuerdo, iba comiendo determinadas unidades. A mí no me salía la cuenta a no ser que llevase una mula detrás. Me dijo que, aunque no está permitido, muchos se organizan para tener avituallamiento de amigos “extra”.

Siempre se aprende algo nuevo

Me quedé con esta información y cuando bajé me compré una bolsa de orejones y otra de dátiles (que pesaban lo suyo). Lo de beber mucha agua yo lo tenía claro y por eso la mochila que llevé era grande en comparación con la que llevan los corredores rápidos que van a hacer un buen registro. El que me conoce sabe que cuando voy de travesía por la montaña llevo agua para mí y para los excursionistas que haya por la zona. De sed seguro que no fallezco.

La noche anterior

Esa noche preparé mi mochila con la equipación obligatoria y la segunda mochila con recambios que permitían en el avituallamiento de Güejar Sierra. Camelbak, gorra, gafas, muñequeras, los orejones y dátiles, frutos secos, crema solar, los bastones, la ropa y las zapatillas (Adidas Terrex) que me compré días antes de lesionarme porque las que tenía me causaban molestias. Aunque fue una locura (estrenar unas zapatillas en cualquier carrera está terminantemente prohibido), el resultado fue impresionante. Además de que en los cortafuegos agarraban como ventosas, no me hicieron ni una rozadura después de 100 Km, increíble. Preparé también la maleta para pasar la noche del sábado en el apartamento de Pradollano.

Llegó el viernes. Me levanté para irme a trabajar sin haber pegado ojo en toda la noche. Estuve dando vueltas y pensando en todo lo que tenía que llevar, en que físicamente me encontraba cansado y en que tenía que dormirme porque si no iba a estar 48 horas sin dormir.

Pasé el largo día bebiendo agua y deseando que llegase ya el momento de la salida para deshacerme de la tensión. Ya en la noche, cené espaguetis, como todas las últimas cenas, y me empecé a preparar cual cochinillo al matadero.

Aumenta la tensión

La salida era a las 00:00h y sobre las 23:00 salimos de casa. Una vez dejado el coche en el parking del Violón nos dirigimos hasta el Paseo del Salón sin saber bien qué pintaba yo allí. Para colmo empezó a llover débilmente. Nada más que veía corredores, la gran mayoría en equipo, con un aparente estado de forma envidiable, con unas equipaciones acordes a lo que iban a realizar y un halo de experiencia del que yo carecía totalmente. Pero bueno, yo estaba allí con todo el apoyo de mi familia y, aunque posiblemente eran suposiciones mías, veía que estaban confiados en que lo iba a conseguir. Esto fue lo que me hizo no salir corriendo de allí para irme a acostarme. A esas horas lo que menos te puede apetecer es ponerte a correr (hay que estar muy mal de la cabeza).

4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada
4 años de preparación para Ultra Sierra Nevada

«A falta de cinco minutos para la salida les di un beso de despedida y les dije “nos vemos en Pradollano”. Tenía que cumplirlo…»

¡¡NO SEREMOS LOS MEJORES, PERO ENTRE TODOS SOMOS LOS MÁS MOLONES!!

SÍGUENOS EN TODAS NUESTRAS RRSS:

Revista y Comunidad de Trail Running España