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La carrera de tu vida: Dona médula

Nuevo artículo de nuestra escritora favorita y colaboradora Irene de Haro. En esta ocasión nos habla sobre la importancia de donar médula. Un pequeño esfuerzo con casi inexistentes efectos secundarios, pero que implica mejorar la calidad de vida de muchos cientos de pacientes con leucemia.

Territorio templario

En el mes de noviembre tuve la suerte de estar en Culla, Castellón, participando en una prueba increíble: Territorio Templario. Me gustó mucho porque fue una carrera por etapas, con campamento de por medio, y, por supuesto, con su plus de convivencia con otros corredores. Fue un verdadero gusto pasar esos ratos de la pre y de la post carrera con personas que de algún modo empiezan a pertenecer a tu familia. Y encima, la prueba tuvo, al menos para mí, una entidad de reto de los grandes: 1ª etapa, 63 Km y 2ª etapa, otros 30 Km.

A los que me leen a lo mejor no les parece gran cosa, pero ni mis patas ni mi corazón estaban acostumbrados a esta severa exigencia, y por supuesto fui con miedos y con prevenciones.

Territorio Templario por Irene de Haro

Me salto el resto del relato de lo que pasó en carrera y llego al final: Pablo (mi marido) y yo decidimos competirla en parejas mixtas, y fue una delicia disfrutar con él de esos paisajes inigualables. En serio, si están buscando una iniciación a las carreras por etapas, esta, por organización, servicio, belleza y carácter asequible, es un caramelo.

«Digo que voy rápido porque hoy quisiera yo que el tema del texto no fuera este. Este queda pendiente: lo de correr en pareja; lo de correr por etapas; lo de disfrutar de compañeros de campamento de un modo tan excepcional…«

Hoy quiero que el argumento sea la donación de médula

Junto con mi miedo, yo llevaba en mi mochila una bandera naranja y grande (más de lo debido) que mi amigo David puso en nuestras manos con todo su cariño.

«Nuestra bandera naranja mostraba un mensaje claro y directo: “Yo soy donante de médula. ¿Y tú?” Es una bandera elaborada por la asociación “Héroes hasta la Médula”.

Pablo y yo la sacamos al llegar a meta. No era la primera vez que lo hacíamos: también la portamos durante el Genal; se vino en la maratón de la Ultra de Sierra Nevada, se vino en Desafío Urbión, en la carrerra nocturna de Santa Fe… y en muchas más. Yo saco nuestra bandera de donante donde puedo. «A todas partes voy con ella«. En todas partes digo que soy donante y que hacerse donante es fácil, seguro, indoloro… y que salva vidas.

«Me hice donante por mi querido David. Cuando lo conocí su hijo Manuel ya era una estrella del cielo. Habían peleado por la vida con todas sus fuerzas, pero una infección se lo llevó. Porque la leucemia lo tenía muy debilitado«

Así me hice donante de médula por Irene de Haro

Manuel recibió abundantes donaciones de sangre, y tres de médula. Problema: no eran donantes 100% compatibles. Así que los médicos se apañaron con lo que pudieron, porque su persona 100% compatible, no se había hecho donante. Y los facultativos pusieron a su servicio una serie de avances pioneros que la ciencia va haciendo a base de peleas con la muerte.

«Manuel iba bien. Iba al menos mejorando. Con su carácter festivo que yo nunca conocí, iba sobreviviendo el tío. Con su sonrisa eterna. Jugando con la vida mientras se jugaba la vida«

Pero la mala sombra de una infección se lo llevó. Y, diremos, las donaciones de médula, aunque fueron imperfectas, le pusieron en el camino de la supervivencia: el milagro habría podido ser porque alguien tuvo a bien hacerse donante.

«Con Manuel no fue posible. Pero son tantas vidas las que pasan de estar irremediablemente perdidas a, simplemente, salvarse con una donación…«

En una carrera como Territorio Templario o, donde has de ir creando arrojo para aguantar lo que los kilómetros hacen con tu cabeza (mucho más que con tu cuerpo), yo estaba pertrechada con mi bandera.

Y con mi deseo de sacarla. Y con mi deseo de decirle a todos aquellos que me vieran, que soy donante, y que ellos, que tantos kilómetros superan, que tan sanos están, que tan formidables son y que tan valientemente afrontan retos como este y mucho más mayúsculos, son idóneos también para salvar vidas.

«Que de ellos (si son más jóvenes de 40 años), depende que un pequeño Manuel de 8 años tenga esperanza; o una Olga de 38; o un Mario de 25… Y que Manuel, Olga o Mario, son o serán, por desgracia e insoslayablemente, algún día alguien de su familia. Y que a lo mejor es tarde cuando quieran reaccionar.«

Siempre me pregunto por qué nos costará tanto pensar en darle sentido a toda nuestra existencia con un gesto tan nimio.

«Siempre hay una parte de mí que se indigna cuando saco mi bandera, cuando veo que me miran y que me aplauden, pero que a cambio no van al día siguiente a su centro de transfusión a registrarse como donante de médula o, si no pueden, al menos a donar sangre, que es tan necesario también«

«Yo soy donante de médula, ¿y tú?»

«Así, con ilusión y esperanza a partes iguales, en este foro tan lleno de personas sensibles, sanas, deportistas… saco de nuevo mi bandera. Y digo que soy donante de médula. Y le pregunto directamente: ¿Y usted?«

¡¡NO SEREMOS LOS MEJORES, PERO ENTRE TODOS SOMOS LOS MÁS MOLONES!!

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