Saltar al contenido
Trail Running España

Las 100 millas del Genal (2018)

27/10/2018
100 millas genal

Israel Marassa nos cuenta cómo por tercera vez en su vida volvía a enfrentarse a su gran obsesión y en este caso serian las “100 millas del Genal” (Malaga) con 160 km y +7.900 m. La carrera se disputó el 26 de octubre de 2018

Un mes después de Ultra Pirineu

Apenas ha transcurrido un mes de la Ultra Pirineu (110km) y mis sensaciones son buenas pero lo que me preocupa es que saldremos neutralizados durante 4 km y la gente saldrá a fuego y temo no poder aguantar el ritmo. Sin embargo, allí estaríamos, en las 100 millas del Genal

Llego el gran día, el viernes, en horas arrancan las 100 millas del Genal. Alicia y yo nos fuimos a Estepona desde donde saldrá la carrera. Por la mañana debido a la lluvia de los días anteriores decido que voy a salir con unas zapatillas Adidas con mayor agarre y escribo el nombre de mis niñas para que me transmitan fuerza para cuando me falten. Ya estamos en Estepona, recogemos el dorsal y en el Orquidiario los corredores presenciamos un espectáculo de luces y agua previo a la carrera.

Tres,dos,uno…arrancan las 100 millas del Genal

Serían 6 km recorriendo las calles de Estepona y siendo aplaudidos por toda la gente que nos cruzamos. Ya abandonando el pueblo veo a Alicia que me grita y me da ánimos, ha decidido que va acompañarme durante dos noches en este viaje hacia nuestras cien millas.

Una vez salimos del municipio tomaremos la Gran Senda de Málaga que nos llevará a la base de los Reales de Sierra Bermeja. En ese momento comenzaremos un km vertical donde pasaremos de 350 metros a los casi 1,360 metros en casi cuatro kilómetros. La subida de este km vertical se hace primero por la Loma del Esparragal que tiene una poderosa rampa con un desnivel considerable por un sendero muy marcado. Voy preocupado porque dan lluvia por la noche y temperaturas muy bajas. Esta loma es la antesala de la “Ruta de los Postes”en donde nos encontraremos con pendientes de hasta un 40%. Durante todo este km vertical será el momento en que mas disfrutaré ya que me encanta subir y además sera la zona mas técnica. Según íbamos ganando altura las temperaturas van bajando y empieza a entrar la niebla.

Las zapatillas….

Poco a poco me voy dando cuenta que las zapatillas me bailan y no voy cómodo. Rápidamente entro en el “Refugio Agustín Lozano” y veo a Alicia, solo está ella de la gente que hace la asistencia, es la hostia. Le digo que me tengo que cambiar de zapatillas y que me prepare las “Salomon”, como algo y salgo muy rápido, no quiero perder tiempo en los avituallamientos, esa sera mi estrategia. Alicia me intenta tranquilizar y recordar que la carrera es muy larga, estoy muy nervioso y eso me durará toda la carrera. Hace mucho frío, además de una densa niebla que apenas deja ver a dos metros de distancia.

Las 100 millas del Genal en la noche
Las 100 millas del Genal en la noche

Hemos salido 180 corredores, por lo que quiero juntarme con alguno para evitar perderme con la niebla. Alicia me comenta que me abrigue pero no le hago caso y salgo como un pollo sin cabeza y según empiezo a correr me doy cuenta que voy empapado de sudor por el esfuerzo del ascenso. Decido parar a abrigarme y me vuelvo a encontrar a Alicia que esta ayudando a otros corredores, me dice que voy en mitad de la clasificación y que me tranquilice.

El ascenso no ha terminado toca subir al Pico de los Reales.

Poco a poco voy adelantando corredores cómodamente y me junto a un grupo amplio hasta la cima donde nos despistaríamos debido a la niebla. Ahora si comienza una bajada larga y complicada. Un sendero estrecho, muy técnico con continuos saltos y piedra suelta. Nos estamos introduciendo en el Pinsapar de Genalguacil (Estepona).

El descenso nos da un respiro y llegamos a un carril de 4km de pista, es una zona donde se puede correr muy rápido pero voy mas pendiente de no despistarme que de correr. Sin darme cuenta nos acercamos a Genalguacil donde está la primera bolsa de vida y desde donde sale la Gran Vuelta 130km. Nos tocará una gran subida llamada la “Cuesta del Rozado” para acceder al pueblo. Me encuentro a una chica que se ha despistado varias veces en el camino y va dudosa, por lo que nos juntamos para hacer la subida. Entramos en Genalguacil (km 36) a las 4.15 de la mañana, así que nos sobran casi 2 horas sobre el tiempo de corte.

El pueblo esta dormido, cruzarlo con ese silencio es maravilloso.

Rápidamente entro en el avituallamiento y busco con la mirada a Alicia, no la encuentro y me empiezo a preocupar por si le ha pasado algo con el coche. Como algo de fruta, cargo isotónico y salgo a toda prisa con la preocupación de donde estará Alicia. Saliendo del pueblo veo nuestro coche, me acerco y a través del cristal veo a Alicia que se ha quedado dormida esperándome. Le toco el cristal me abre la puerta y me da un beso. Me dice que voy muy deprisa y que me tranquilice, me da unos geles y un beso y salgo otra vez a la carga.

Los siguientes kilómetros transcurrirán muy bien con un constante sube y baja, donde no paro de correr y así consigo llegar al siguiente avituallamiento en Jubrique (km 48), nos reciben con un gran musicón y gente muy amable. Nuevamente esta allí Alicia me tiene preparado un café y un bocadillo. Escucho sus instrucciones y sin perder tiempo vuelvo a la carga. Con los nervios y las prisas salgo tan rápido que no encuentro la salida por las calles del pueblo. Retrocedo sobre mis pasos y me junto a otros tres corredores pero nuevamente nos volvemos a perder abandonando el pueblo. Retrocedemos y ahora si acertamos con el desvío. Nos juntamos los cuatro y comenzamos la subida dándonos relevos, cuando no me toca en cabeza decido solo mirar el suelo, apretar los dientes y ayudarme con los bastones para progresar.

Rápidamente perdemos un corredor, es todo subida pero muy tumbada.

Ahora toca superar un cortafuegos que nos conducirá al Jardón. Durante esta subida me quedo solo voy muy bien y de repente empiezo a escuchar un jadeo me giro y veo como sube el primer clasificado de la Gran Vuelta, es espectacular ver como progresa apoyando sus manos en sus piernas, me adelanta como un avión le felicito y sigo tras él. A los pocos segundos vuelvo a escuchar un jadeo se trata del segundo clasificado me adelanta y juntos nos lanzamos en un descenso tras el primer clasificado y de repente empiezo escuchar voces, se trata de un corredor que me indica que voy por el camino incorrecto y vuelva. Retomo el camino pero ahora hacia arriba me he despistado mas o menos un km. Me da un poco de bajón mezclado con rabia.

Una vez en el camino correcto continúo con la subida, he perdido varias posiciones. Todavía es de noche y voy muy pendiente de las balizas para no perderme de nuevo. Poco a poco empieza hacerse de día y con ello va desapareciendo mi paranoia de perderme. Se acaba el ascenso y ahora tocará una bajada un poco técnica, voy prudente porque debido a las lluvias es fácil caerse. A partir de ahora comienza un sube y baja muy bonito entre una zona de castaños donde vemos a los trabajadores realizando la recolecta. El paisaje es precioso todo ello mezclado con una gama de marrones y verdes.

Israel Marasa en las 100 millas del Genal
Israel Marasa en las 100 millas del Genal

Comienza a llover con intensidad

Me pongo el Gore Tex pero tengo calor y vuelvo a pararme para quitarme la camiseta de manga larga. Estos parones, la pérdida al amanecer y la lluvia me hacen perder concentración y confianza en mi y comienzan a surgir las primera dudas de si seré capaz de terminar. Sin darme cuenta con corredores que te adelantan de las otras carreras mas cortas y todos estos pensamientos que van golpeando mi mente van transcurriendo los kilómetros.

Llego a Pujerra (km 64; mi gps marca 67 km) y me encuentro a Alicia, le digo que voy muy bien de patas pero que me he perdido dos veces. Llevo un cabreo de aupa, pero ella sabe tranquilizarme. Salgo rápido pero mi cabeza sigue con el run run de haberme perdido a partir de ahora nos veremos cada 5 o 6 km. Los pueblos que iremos atravesando a lo largo de la carrera son preciosos al igual que sus gentes, me llama la atención Juzcar es un pueblo azul y le llaman el pueblo de los Pitufos.

Van pasando las horas, así como los kilómetros

Sin darme cuenta hasta que de repente en el km 80 aparece el hombre del mazo y me da tal bajón que comienzo a dudar si seré capaz de terminar, me queda mas de la mitad y unas quince horas mas por delante. Llego al avituallamiento destrozado moralmente, Alicia según me ve rápidamente me sienta en una silla y empieza su labor de psicóloga, no para de animarme y cuidarme, me pone audios de mi hija y de mi sobrino y me dice ”vas a conseguirlo, vamos tu puedes”.

Salgo mejor del avituallamiento y durante los siguientes kilómetros correré al lado de Pablo, un corredor-youtuber que me dará muchos ánimos y que me hará los kilómetros muy amenos. Van pasando los kilómetros y en mi cabeza ya comienza a retumbar mi miedo a la segunda noche. Estoy obsesionado con hacer los máximos kilómetros antes de que llegue la noche y en no perderme. Llego a Farajan, kilómetro 100 en dieciocho horas, Alicia me recibe con un bocadillo y una coca cola, me obliga a comer y a que pare un poco. Nunca había corrido 100 kilómetros en tan poco tiempo. Sigo obsesionado en que no se me haga de noche y salgo rapidísimo.

Buscando compañeros…

Durante los siguientes kilómetros voy buscando compañeros con los que compartir la segunda noche pero los de la Gran Vuelta (otra carrera) van muy rápido para mí y me resulta imposible aguantar sus ritmos. A partir de ahora la tónica será la misma, bajar hasta el río y volver al pueblo. Cuando bajamos al río y volvemos a subir algunos pasos son impresionantes, la lluvia se ha llevado el camino y parece que ha habido un terremoto, nos encontramos agujeros grandísimos que cuesta mucho cruzarlos, parecen de película. De repente me cruzo con Sergio un chico de Málaga y empezamos hablar y pronto nos ponemos de acuerdo para ir juntos. Ya estoy más tranquilo aunque su ritmo es mas fuerte que el mío. Aún de día llego a Atajate (km 112), rápidamente entro y le doy un beso a Alicia como algo y salgo como una bala.

Van pasando los kilómetros acompañado por Sergio y es tal mi tranquilidad que sin darme cuenta se hace de noche pero en una de las bajadas noto como tengo una ampolla en un dedo del pie y se me ha reventado, otra vez comienza las dudas ¡¡¡el pie no me dejará correr¡¡¡. Prácticamente no puedo apoyar el pie en las bajadas pero en las subidas y en llano sí puedo, tengo que aguantar cinco kilómetros hasta que vea a Alicia. Sergio es un tío muy majo con una gran experiencia y contándonos nuestras vidas van transcurriendo los kilómetros.

Llego a Benadalid (km 122)

Alicia me cura los pies (madre mía es la mejor del mundo). Sin perder mas tiempo reanudo la marcha ya que quiero seguir junto a Sergio. Me cuesta seguir su ritmo pero me mantengo firme. Ahora llegamos a Benalauria km 128 nuevamente nos recibe Alicia con una coca cola y un bocadillo para cada uno, me siento en una silla, estoy sonado como un boxeador en su esquina del ring.

Tengo frío y la verdad que estoy un poco desorientado, escucho los ánimos y recomendaciones de mi chica pero como si me estuvieran hablando a lo lejos.

Seguimos la marcha y parece que nuevamente he vuelto a renacer. Sin darnos cuenta llegamos a Algatocin (km 133) ahora sera Sergio quien lleva los pies tocados y quienes “Ella” se los curará también a él. Volvemos a la carga y sin darnos cuenta entramos en Benarraba km 138 donde nos recibirán con un plato de jamón, la gente de estos pueblos es maravillosa.

Durante estos últimos kilómetros he vuelto a entrar en crisis, le comento a Alicia que voy muy tocado y que apenas tengo fuerzas, nos comenta que ahora serán diez kilómetros sin vernos y nos despide al grito de que somos unos campeones. Salgo como puedo pero esos diez kilómetros se me harán eternos, el sueño me vence y se me cierran los ojos mientras corro. La cafeína ha dejado de hacerme efecto ya hace mucho rato.

Empiezo a tener alucinaciones y me cuesta tener los ojos abiertos, en algún paso técnico tengo que prestar mucha atención para no caerme. En algún tramo se me escapa Sergio y a duras penas consigo alcanzarlo. De repente a lo lejos veo Gaucin..¡oh no!! son luces… esta todavía muy lejos, veo una piedra a lo lejos y la confundo con una casa del pueblo. Voy totalmente grogui, parezco un boxeador esperando que suene la campana.

Por fin entramos en Gaucin

Nos darán una vuelta por todo el pueblo de dos kilómetros subiendo hasta el castillo el cual esta iluminado y parece sacado de un cuento. Ya en lo alto del castillo hace mucho frío y sopla viento, me paro a esperar a Sergio que va a tomar un ibuprofeno y me quedo frío. Seguimos recorriendo el pueblo, estos últimos metros se me están haciendo interminables. Por fin veo a lo lejos a Alicia que se acerca corriendo a nosotros, esta preocupada hemos tardado mucho mas de lo previsto y nos han adelantado varios corredores. Le digo que voy destrozado y me dice que nos quedan dieciocho km y 1200 metros de desnivel positivo y que no podrá vernos hasta la meta.

Punto y final…se acaban las 100 millas del Genal

En ese momento me vengo abajo y la digo que no puedo mas que llevo 70 km luchando por no retirarme que no puedo mas, que no me hace efecto la cafeína y que a duras penas puedo mantener los ojos abiertos. Alicia me dice que me siente y que tranquilamente me lo piense pero estoy muy nervioso ,interiormente creo que hace mucho tiempo que he tomado la decisión de retirarme.

He corrido 150 km en 30 horas me quito el dorsal y se lo entrego a la organización y una vez montado en el coche siento mucha paz es el Descanso del guerrero. Durante el viaje de regreso a casa apenas hablo. Llegamos a casa y son sobre las cuatro de la mañana, me acuesto y no puedo dormir.

A las ocho de la mañana escucho a Candela y a mi sobrino Diego jugar, me levanto no he podido dormir ni un segundo. Cuando me ve Diego me pregunta tío y la medalla y le digo que no he podido terminar y en ese momento viene corriendo hacia mi me abraza y me dice ”Tío eres el mejor, mi ídolo, da lo mismo que termines o no” .Empiezo a llorar y Diego y Candela me tiran al suelo y me empiezan a dar besos y me hacen sentir especial, gracias niños. A los pocos minutos se levanta mi madre y me da un abrazo y me dice como siempre ”Tu vales mucho”.

No quiero olvidarme de Alicia treinta horas a mi lado y espero que una vida juntos. Contigo todo es mas fácil y maravilloso.

¡¡GRACIAS POR EXISTIR!!

¡¡NO SEREMOS LOS MEJORES, PERO ENTRE TODOS SOMOS LOS MÁS MOLONES!!

SÍGUENOS EN TODAS NUESTRAS RRSS:

Revista y Comunidad de Trail Running España