Daniel Porro (@daniel_atrio3) director del centro Atrio 3 nos escribe para hablarnos sobre cuándo aplicar frío o calor en dolencias post-entrenamiento o cuando estamos arrastrando alguna lesión.
Según nos comenta hay bastante discrepancia debido a que la medicina occidental trata prácticamente toda dolencia aplicando frío sobre la zona afectada, mientras que la medicina oriental hacen más uso del calor. Sin embargo, a través de esta entrada vamos a hacer un mix de ambos tratamientos según el tipo de afección, prestando especial importancia a la presencia de zonas viscerales o heridas en la zona afectada.
¿Cuándo aplicar frío?
El frío se aplicaría cuando existe una inflamación, especialmente indicado en zonas de miembros inferiores como tobillos, rodillas, pies o codos. Siempre que exista una herida no deberíamos aplicar ningún tratamiento térmico. La aplicación de frío tiene que ir siempre acompañado de un paño y nunca directamente sobre la piel, ya que puede producir quemaduras. Lo más adecuado sería aplicar hielo durante alrededor de entre 15 y 20 minutos alternando la aplicación hasta un tiempo máximo de 2 horas.
Los principales problemas de la aplicación del frío suelen ser a la hora de aparecer problemas a nivel circulatorio y que se agravarían si lo aplicamos directamente sobre una herida, como hemos mencionado. Es importante destacar su contraindicación en zonas viscerales (zona lumbar, zona abdominal o zona cervical), ya que nos puede producir problemas secundarios en órganos profundos como pueden ser estómago, riñones, páncreas, hígado, etc. y provocarnos a la larga un daño visceral por la contracción que produce el hielo sobre estas zonas sensibles. Existen además diferentes cremas de efecto frío por su contenido en mentol, como el Gel Keltia.
¿Cuándo aplicar calor?
Por consiguiente, vamos a aplicar calor en las zonas que hemos descartado el uso de frío. Es decir, en zonas cercanas a visceras (zona lumbar, zona abdominal, zona dorsal, zona de trapecios y zona cervical). En general, el uso de calor es similar al de frío; es decir, no superar los 15-20 minutos en cada aplicación, de manera alterna hasta un tiempo máximo de 2 horas y a una temperatura moderada que no produzca quemaduras en la piel. De la misma manera que con la aplicación de frío, hay que evitar tratar una zona en la que haya una herida con calor, ya que podemos aumentar el flujo sanguíneo, ni en prominencias oseas (o zonas donde los huesos están próximos a la superficie) porque podríamos provocar una formación de lesiones cutáneas. También sería interesante aplicar calor en sobrecargas musculares o en dolencias cronificadas.
La discrepancia en el tratamiento de esguinces
Existen muchas situaciones lesivas en las que no existe consenso en la comunidad científica de si aplicar frío o calor. Este es el caso de los esguinces. Según nos cuenta Daniel, en Atrio 3 tienen una larga experiencia en tratar este tipo de lesiones en corredores o deportistas de élite, y han observado que el mejor tratamiento para esguinces de tobillo con inflamación (indiferentemente en cara tanto interna como externa) es aplicar frío durante 72 horas (de la forma ya comentada). Tras este periodo, pasaremos a aplicar calor mediante el empleo de sacos de semillas, bolsas isotérmicas o cremas de efecto calor. Así, lograremos bajar la inflamación más interna y más externa.
Resumen frío y calor
- Zonas no viscerales: frío.
- Inflamación: frío.
- Zonas viscerales: calor.
- Sobrecarga muscular: calor.
- Dolencias cronificadas: calor.
- Esguinces: primeras 72 horas frío y seguidamente calor.
- Heridas: no aplicar tratamiento ni frío ni calor.
«Recordad que siempre hay que ponerse en manos de profesionales«
